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tabla de contenidoEntre los amantes del vino siempre habrá aquellas personas que se decanten por un gusto hacia el vino tinto o el vino blanco, y esto es algo natural debido a que cada uno de estos cuenta con características que los hacen tan particulares, y no sólo en cuestión de sus tonalidades y sabor.
Por esta razón una de las preguntas que surgen con más frecuencia es: ¿Cuál es la diferencia entre vino blanco y vino tinto? Aunque pueda parecer una respuesta sencilla, la realidad es que cada uno de ellos tiene rasgos que los vuelven especiales.
Como pudiste percatarte en el artículo anterior, los procesos para elaborar vino de cualquier tipo son importantes, desde la evaluación de las uvas hasta su recolección en la vendimia, razón por la cual se necesita dar a conocer los factores que hacen del vino que tomas regularmente, tu preferido.
Si quieres saber, por lo tanto, cuáles son las diferencias específicas entre el vino tinto y el vino blanco, sigue leyendo este artículo en el que te explicaremos a detalle los aspectos que hacen de ellos, dos bebidas tan distintas.
1.- Tipo de uva
El factor principal por el que se puede diferenciar el vino tinto y el vino blanco es por el tipo de uva que se utiliza para elaborar esta bebida. Existe una gran variedad de uvas que se emplean para este proceso; en primer lugar tenemos las uvas para el vino tinto, entre las cuales están las siguientes: Tempranillo, Nebbiolo, Pinot Noir. Syrah, Garnacha, Merlot, Malbec, Cabernet Sauvignon, entre otras.
Por otro lado, para la elaboración del vino blanco se emplean los siguientes tipos de uva: Chardonnay, Sauvignon Blanc, Chenin Blanc, entre muchas otras.
El uso de esta clase de uvas influye directamente en los aromas del vino, así como también en su color tan característico que es la propiedad que los distingue desde un primer vistazo.
2.- Métodos de elaboración
Efectivamente, como sabes, el color del vino es el rasgo que nos permite distinguir en primer lugar entre estas dos bebidas, y además del tipo de uva que se emplea para su elaboración, también influye mucho la manera y método que se utiliza para conseguirlos.
La diferencia principal entre el vino tinto y blanco, en cuanto a elaboración, radica en el proceso de maceración de las uvas, puesto que para el primero de ellos se incluyen las uvas completas, es decir que se añaden las semillas, hollejos y piel de la fruta para obtener el color y sabor peculiar del vino tinto.
En cuanto al vino blanco que es una bebida más cristalina y de un color amarillo desde tenue hasta más intenso, el cual obtiene estos rasgos debido a que las uvas llevan un proceso de maceración sin incluir su piel y hollejos, sino que únicamente se fermenta el zumo de su pulpa, por lo que no adquieren prácticamente coloración.
Algo que tal vez no sabías, es que es posible hacer vinos blancos a partir de uvas tintas. La razón es sencilla, como se explicaba anteriormente, el hecho de que no haya contacto con la piel u hollejo permite que el jugo o mosto de la uva no adquiera ningún color.
3.- Formas de consumo
Además del proceso de elaboración y el tipo de uva, estos vinos se diferencian por la manera en la que deben consumirse, tanto por las copas en las que se hace la degustación de vinos, como la temperatura que requieren para sacarle el mayor provecho a sus propiedades y su sabor.
Aquí entra en juego la oxidación del vino que puede cambiar los sabores y aromas si no se sirve adecuadamente. El vino tinto requiere estar en mayor contacto con el aire, es decir, una mayor oxigenación para que sus sabores tan complejos puedan resaltar aún más. En cambio el vino blanco no lo requiere tanto.
Para ello se opta por servir estos vinos en diferentes tipos de copas. El vino tinto se consume en una copa mediana o grande que tenga una apertura mayor para que pueda entrar más oxígeno a la bebida, en cambio el vino blanco puede servirse en una copa chica y con apertura reducida.
De igual manera se tiene que considerar la temperatura en la que estos vinos se sirven. Se recomienda que el vino tinto esté entre los 15 y 18 grados para su consumo, mientras que los vinos blancos se consumen más frescos, entre los 7 y los 12 grados dependiendo de su tipo.
4.- Maridaje
Una de las distinciones más relevantes entre los vinos blancos y tintos que la mayoría de las personas identifica es el maridaje, puesto que se sabe que dependiendo del tipo de vino será el alimento recomendado para acompañarlo. Los vinos tintos, por ejemplo, son conocidos por acompañarse con quesos, carnes rojas y ciertas clases de pescados como atún y salmón.
El maridaje del vino blanco se asocia con los pescados, mariscos y carnes blancas como el pollo o pavo, sin embargo también es muy bueno acompañante de las pastas y platillos como el risotto.
4.- Sabor y aroma
Por último, y como lo mencionamos anteriormente, los vinos se distinguen principalmente por su sabor y aroma, esto debido a los procesos de elaboración, así como por los tipos de uva que se emplean.
Este factor es el que hará que la mayoría de las personas se decante por un solo tipo de vino, ya que dependerá de los gustos particulares de cada quien. En primer lugar el vino blanco se caracteriza por tener una sensación más ácida en el paladar, algunos de ellos incluso pueden incluir sabores y aromas cítricos y florales según el vino que se esté degustando.
Los vinos tintos, en cambio, suelen asociarse con aromas de frutos negros o rojos ya sean maduros o incluso como si se tratara de una mermelada, sin embargo esto también va a depender del tipo de vino tinto y la uva que se utilice para su elaboración, ya que pueden incluir sabores y aromas frutales, e incluso con variantes como de nueces, café, chocolate, o tonos amaderados que pueden depender de su estancia en barrica.
Cada una de estas distinciones nos permiten reconocer las propiedades tan particulares tanto de los vinos tintos como de los blancos. Ahora que conoces las diferencias entre cada uno de ellos esperamos que puedas disfrutar aún más de tu vino favorito.
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