¿Un vino con medallas es mejor? Generalmente sí. Fue en la década de 1980 cuando en Estados Unidos surgió la cultura de la crítica y evaluación de los vinos para garantizar la calidad en su producción. Es importante recordar que el Europa los Consejos Reguladores de las Denominaciones de Origen a la par que las tradiciones familiares de años o incluso siglos son el aval de calidad en sí mismo. El vino en el nuevo mundo debió entonces buscar la forma de legitimar su calidad y tanto las publicaciones especializadas como las medallas que se otorgan en certámenes, generalmente organizados por esas revistas del medio, ayudan al consumidor a elegir un vino en el anaquel.
Tabla de Contenidos
A principios de la década de 1980, las revistas Wine Advocate y Wine Spectator introdujeron la idea de los 100 puntos como mejor calificación para un vino y a partir de ahí se popularizaron los concursos. Uno de los más prestigiados hoy día es el Concours Mondial de Bruxelles o Concurso Mundial de Bruselas cuyo principal objetivo es justamente proporcionar a los consumidores una garantía de que están consumiendo calidad y una agradable experiencia por medio del vino.
Los jueces
La reputación de los jueces debe ser indiscutible pues toda evaluación debe tener una objetividad total, misma que debe ser cuidada meticulosamente por parte de quienes prestan su nariz, paladar y conocimientos. Para esta evaluación de vinos, los parámetros externos se cuidan mucho tratando de que la temperatura de la sala sea la adecuada, que no haya ruido, las copas sean de cristal, la temperatura de los vinos sea correcta y el número de muestras por cada ronda sea de no más de 18 etiquetas para que no resulte agotador para el catador. Lo ideal es que haya en el panel un adecuado equilibrio entre sommeliers en servicio, compradores para tiendas o restaurantes, expertos en diversas regiones, enólogos y sobre todo que no exista ningún conflicto de intereses con las casas productoras que participan.
El concurso
Los jueces se reúnen durante uno o varios días para prestar sus sentidos, especialmente su olfato para evaluar los vinos que se les presentan. La cata se realiza a ciegas, es decir, no saben lo que están catando, solamente tienen conocimiento por ejemplo del país de procedencia o del varietal. De ninguna forma saben qué etiqueta es. Entonces dentro de la categoría de vinos Malbec de Argentina o vinos de México, evalúan en vista, olfato y gusto la calidad de lo catado. Es necesario recordar que el gusto es subjetivo pero la calidad es completamente objetiva y los jueces están capacitados para evaluar de la forma más profesional y certera la calidad de los vinos. No hay una cuota de medallas a entregar, pero de manera general se puede decir que alrededor del 30% de los vinos que participan reciben una medalla y la mayoría de las veces son de plata, oro y doble oro para lo más destacado del certamen.
Los vinos
Estoy convencido que los productores hacen el vino con pasión, ilusión y esperanza en que el mercado lo reciba con gusto y se venda bien. Algunas bodegas tienen más recursos, otras menos, pero todas con el fin de crear vinos de gran calidad. Ganar una medalla en un concurso es la culminación de muchos días de trabajo en campo y vinícola. Ningún productor de vino embotella pensando en que la calidad sea mala, al contrario, sin embargo, algo que las vinícolas reconocen es que siempre hay algo nuevo qué aprender y algún proceso que mejorar.
Una medalla en una etiqueta es una guía y un elemento de confianza para los consumidores. La próxima vez que visites una tienda físicamente o en línea, echa un vistazo a las medallas en algunas etiquetas, estarás comprando un vino que previamente fue garantizado a través de los sentidos expertos de jueces. Difícilmente te quedará mal.
